¿QUIENES SOMOS?

¿Conoce la iglesia de Cristo?
Bíblica, verdadera, no sectaria, establecida en Jerusalén, aproximadamente en el año 33.

¿Le tienen confuso las muchas iglesias que hay? ¿No sabe cuál de ellas predica la verdad? Acaso, ¿repite el refrán "todas son buenas" pero no asiste a los cultos de ninguna? O, tal vez pertenece a una pero ve en ella mucho que le preocupa. ¿Se queja de las divisiones, contiendas, contradicciones y competencias que hay entre las iglesias? ¿De la mercadería que practican? ¿De los escándalos que brotan en algunas? ¿De la hipocresía que tacha el testimonio de muchos hombres y mujeres que dicen seguir a Cristo?

Bueno, la verdad es que existe en el ámbito religioso del mundo mucho que confunde, mucho que justifica sus críticas y preocupaciones y no pocas cosas que hasta alejan a las almas de Dios. Pero, ha de comprender que Cristo no lleva la culpa. El Señor no fundó muchas iglesias, distintas en práctica y doctrina, sino una sola. Dijo: "Edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18). Una, no muchas. En cuanto a la unidad, la plegaria de Cristo por los miembros de la iglesia era: "Para que sean uno... para que sean perfectos en unidad", (Juan 17:20-23). Una y otra vez, el Espíritu Santo exhorta que estemos los creyentes perfectamente unidos. Dice: "Os ruego... que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer", (1 Corintios 1:10). Quedan pues, censuradas las divisiones; Dios no las aprueba.

¿Qué le parece una iglesia que no sea una secta más inventada por los hombres sino una que es exactamente como la que fundó Cristo? ¿Imposible que exista en pleno siglo XX? En absoluto. Aunque usted no la haya conocido hasta ahora, sigue fiel en doctrina y práctica desde el año 33 d. de C. hasta el día de hoy. En la actualidad se compone de millones de miembros, habiendo congregaciones en casi todos países del mundo.

¿Le parece increíble que una iglesia sea como la original? ¿Apartada del sectarismo? ¿Estrictamente bíblica en culto, organización, doctrina y vida espiritual? Comprendemos porqué dudara de ello. Sólo pedimos que considere imparcialmente esta en la cual perseveramos.

Un nombre bíblico

Nos llamamos cristianos, sin otros apellidos o apodos. Las congregaciones se llaman iglesias de Cristo como en Romanos 16:16, "Las iglesias de Cristo os saludan". No se dice que una congregación es la iglesia del hermano fulano de tal. Este fue el error de los Corintios quienes decían, "Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo". Pablo los reprendió con la interrogante, "¿Acaso está dividido Cristo? (1 Corintios 1:12,13).

Un credo infalible

El credo nuestro es la Biblia, único libro inspirado por el Espíritu Santo. Los credos de concilios, los catecismos, las disciplinas, ¿no son todos estos nada más que obras de hombres falibles? Pues, no los admitimos, sino que hablamos "conforme a las palabras de Dios" (1 Pedro 4:11), no yendo más allá "de lo que está escrito" (1 Corintios 4:6).

Cómo adoramos

Si nos visita, verá que adoramos "en espíritu y en verdad" (Juan 4:24). No encontrará ningún desorden ni alboroto, pues, sometiéndonos a las instrucciones del Espíritu Santo, hacemos "todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14: 40). Varones fieles y de buen testimonio dirigen los cultos. En cuanto a las hermanas, el Espíritu Santo ha ordenado, "Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones" (1 Corintios 14:33,34), añadiendo en 1 Timoteo 2:12, "No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre". Por lo tanto, en los cultos de la iglesia de Cristo las mujeres no dirigen ni predican. Cómo oramos Para comenzar los cultos, elevamos una oración al trono de Dios. "Hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5). Por lo tanto, en los cultos de la iglesia de Cristo las mujeres no dirigen ni predican.

Cómo oramos

En los cultos de adoración, elevamos una oración al trono de Dios. "Hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5). Por lo tanto, oramos sólo en el nombre de Jesús. No oramos todos a la vez en voz alta, lo cual, si se hiciera, traería mucha confusión, sino que un hermano dirige, los demás asintiendo por medio de decir el Amén al final de la oración.

Cómo cantamos sin instrumentos

Aunque le parezca cosa extraña, la única música que usaba la iglesia del primer siglo era vocal. Es la única que encontrará en la iglesia de Cristo de siglo XX. No tocamos guitarras, panderetas, maracas, trompetas, acordeones, pianos, órganos ni ningún otro instrumento. Cantamos. "Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Corintios 14:15). "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Efesios 5:19). "Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Colosenses 3:16). "¿Está alguno alegre, cante alabanzas?" (Santiago 5:13). Al visitarnos, sería muy de nuestro agrado que cantara con nosotros, pero no haría nada fuera de orden de no hacerlo.

Referente al culto celebrado por los judíos bajo el Antiguo Testamento durante la era antes de la muerte de Cristo, sabemos que se usaban instrumentos. Pero, debiéramos entender que cuando el Señor fue crucificado, el Antiguo Testamento fue anulado, siendo quitado de en medio y clavado en la cruz (Colosenses 2:14-17). Ahora, textos tales como el Salmo 150 no están vigentes. La iglesia adora según los mandamientos del Nuevo Testamento, no conforme a los del Antiguo. "Al decir: 'Nuevo Pacto', ha dado por viejo al primero, y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer" (Hebreos 8:13).

Cómo ofrendamos

Si asiste, como visitante, a una reunión de la iglesia de Cristo, no se le pedirá nunca ofrenda alguna, ni se le ofrecerá en venta artículo religioso alguno. No somos como los que hacían del templo de Dios una "casa de mercado" (Juan 2:13-17) o "cueva de ladrones" (Mateo 21:12,13). Predijo el Espíritu Santo, "Por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas" (2 Pedro 2:3). No somos de los que cumplen dicha profecía, pues no vendemos bizcochos, ni pasteles, ni discos o cintas grabadas, ni revistas o libros, ni pañuelos ungidos, ni pedimos en las calles.

Hacemos todas nuestras obras evangelísticas y benévolas mediante ofrendas dadas voluntariamente el primer día de cada semana. Esto es bíblico. No todos los días sino "cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado" (1 Corintios 16:2). "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:7). La ofrenda "será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene" (2 Corintios 8:12).

Cómo celebramos la cena del Señor

En sus cultos celebrados el primer día de cada semana, los miembros de la iglesia de Cristo conmemoran la muerte del Señor por medio de comer del pan sin levadura y tomar de la copa. Su práctica es bíblica. Los primeros Cristianos "perseveraban... en el partimiento de pan", (Hechos 2:42), o sea, en la cena del Señor. "Perseveraban" es decir, partían el pan a menudo. ¿Cuándo? Hechos 20:7 dice que lo hacían los domingos, "El primer día de la semana (domingo), reunidos los discípulos para partir el pan". Otros textos, tales como 1 Corintios 10:16-22 y 11:17-34, enseñan cómo se debiera celebrar la cena. Desde luego, sólo los miembros fieles tienen derecho de comer la cena.

Cómo hacerse miembro

Usted también podrá tener la dicha de comer la cena y gozar de muchas otras bendiciones en Cristo al hacerse miembro de esta iglesia auténticamente bíblica. A fin de lograrlo y así salvarse, sólo tiene que hacer lo que dijo Cristo, "El que creyere y fuere bautizado (sumergido). Será salvo" (Marcos 16:16). Dijo Pedro, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Si cree, se arrepiente y se bautiza, Cristo le añadirá a su iglesia (Hechos 2:47), y, perseverando en santidad, estará preparado para el día cuando el Señor venga para llevar su pueblo a la gloria celestial. Pues, ¡sálvese ahora! Conviértase a Cristo. Bautícese cuanto antes y hágase miembro de una congregación regida por las doctrinas y normas del Nuevo Testamento. Dios le bendecirá ahora y para siempre.
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